Solías decirme cada día, cuan bella era.
He tardado en darme cuenta, de que no te referías a mi, por fuera.
Lo verdaderamente bello, estaba en mi interior. No supe verlo, o tal vez no supe expresarlo.
Pero tu también, eras perfecto a mis ojos, tu también eras bello.
Pero mira cuanto te amaba, que te veía perfecto, dentro, fuera y hasta en mi propio pensamiento.
Lo has sido todo, y aunque se ha terminado, lo sigues siendo.
Sigues siendo perfecto.