miércoles, 6 de abril de 2011

Llama extinguida.

He sentido demasiadas cosas a tu lado. Amor, odio, fuerza, debilidad, calor, frío, hambre, sed, agobio, calma, tensión, confianza, amargura, serenidad... Ahora tengo la necesidad de sentirme libre. Siento decírtelo así. Lo que pasó fue algo genial, pero se acabó. Quiero volar sin que nada me ate las alas, sin que nada me permita detenerme en mi camino.


No me arrepiento de lo que pasó. Dejé desatar la lujuria y la pasión, y pasó. Es momento de calma, de nadar en tranquilas aguas. Centrarme en mi y nada más que en mi. Lo sé, no me lo digas. Soy una egoísta. Sí. Pero la vida me ha dado ya tantas patadas, que merezco algo de felicidad. Y sí, también lo sé, ¿qué hay de lo "nuestro"? Pues lo siento, pero tengo que decírtelo así. No hay nada. Se ha ido marchitando, como los pétalos de la primera rosa que me regalaste. Esos pétalos que aún guardo en un cofrecito. Al igual, ocurre con tu recuerdo. Permanecerá en un rinconcito de mi corazón. 


No, no llores. Levántate, no te arrodilles. No, no quiero un abrazo. No, no quiero pensarlo dos veces. No voy a huir, pero, por favor, deja que me marche. Está decidido. No mires atrás, yo no lo haré. Sólo traerás más dolor, más pena, más sufrimiento.Corre un tupido velo, pasa página y disfruta de la vida. Yo sólo he sido un ápice de todo lo que ha de sucederte en esta vida. Saca toda la fuerza que tienes guardada, saca esa valentía que sé que escondes por ahí y enfréntate a tus miedos.


Por favor, no sigas insistiendo, ya no se como decirte que no hay más. Que esto no va a más. Me has dicho que la llama estaba extinguida, que no quedaban ni las cenizas. Abre la ventana, respira y vuelve a empezar de cero una nueva vida.

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