viernes, 1 de abril de 2011

Nada.

- Mírame, ¿qué ves?.
- Nada.
- Tócame, ¿qué sientes?.
- Nada.
- Bésame,  ¿a qué sabe?.
- A nada.
- Abrázame, ¿me amas?.
- No.


Las palabras fueron rotundas. No me amas. Ya no significo nada. Pues nada es lo que sientes cuando estás conmigo. Es culpa mía, lo sé. Ya no soy capaz de hacer que se sienta bien, no soy capaz de darle la felicidad que merece.


Eres fuerte, robusto. Yo soy frágil, vulnerable. Cualquier cosa que salga de tu boca es poesía en mis oídos. Cualquier cosa que digas, me hará cambiar de parecer, rendirme a tus pies, y caer en tu juego otra vez.


Soy débil, lo sé. Pero más que débil, es un vicio. Una adicción. Tu cuerpo, tu boca, tus ojos, esa mirada, tu cara, tú, eres mi droga. Estoy enganchada a ti. Sé que mereces algo mejor, sé que yo también, pero tu amor me ciega. Sé que ya no hay ninguna esperanza, pero mi corazón no respira en tu ausencia.


- Mírame, ¿qué ves?.
- Nada.

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